jueves, 5 de diciembre de 2013

Y al final solo nos queda evaluar

Los pasos que diste ya quedaron atrás y los sueños que dejaste dormidos ya no van a despertar. Estas de frente a un nuevo final; ha pasado un año más que cargará de momentos, de recuerdos e historias este cuerpo que habitas o que te habita mientras existes o pretendes existir. Las palabras que dijiste no dirán más que los abrazos que ofreciste y tus actos pesarán más que las ganas de haber hecho y no concretar, pues las intenciones valen cuando es más fuerte el deseo de acción que el temor a la reacción.

Cierra capítulos con tintes de victoria porque aún cuando no hayas alcanzado el resultado esperado, la experiencia será parte de un aprendizaje que con seguridad te hará libre pero a la vez responsable de saber, de ser y crecer. Nada es inocente y todos los puntos se conectan cuando tomas consciencia de que no hay mayor responsable de lo que te pasa que tu mismo. Por eso  no te justifiques con excusas para alivianar el peso de no haberte cumplido, pero tampoco te condenes a ser preso del pasado que ya fue y más bien ocúpate en hacer que pase lo que quieras que pase y construir el presente que quieres que sea.

Este examen no se pasa con la ley de arrastre  porque el resultado es personal aunque sus efectos sean colectivos. Eres tu quien se podrá sentir o no satisfecho con los logros obtenidos y eres tu quien se habrá acercado o alejado a esa persona que quieres ser. Eres tu quien medirá tu desempeño, pues solo tu te encontrarás contigo mismo en este punto del camino y entenderás si es ahí donde esperabas estar. No vale la pena la aprobación de afuera cuando no es a ti a quien le has cumplido. Así que no te conformes con los aplausos del público que solo ve una puesta en escena y no el trabajo previo para el montaje final.

De nada sirve ahora el arrepentimiento de lo que hubiera sido y no hicimos que fuera si no hay convicción y compromiso con seguir soñando, aterrizados en un mundo real que se mezcla con la fantasía solo cuando hacemos que las cosas pasen, solo cuando vivificamos los pensamientos que son el principio de todo, pero que no dejan de ser solo el principio cuando los dejamos reposando en la mente.


La vida está hecha para vivirla. En realidad la vida no está hecha, la hacemos cuando somos y transformamos lo que somos en lo que hacemos. La vida la construimos a partir de la valentía con que defendemos nuestros sueños y nos levantamos a trabajar por ellos creyendo y creándonos, inspirados por la fuerza más poderosa que habita el mundo: el amor.  Y al final solo nos queda evaluar, o evaluarnos sin vendajes y honestamente parados frente al espejo, dispuestos a rendirnos cuentas a nosotros mismos sin contemplaciones ni consideraciones. Abiertos a recibirnos y abandonarnos si es necesario, para volver a encontrarnos y en un abrazo entre el alma y la carne, comprometiéndonos con ser lo que queremos ser yendo más allá de la palabra y encarnando el deseo de ser EN ACCIÓN.   

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