martes, 10 de diciembre de 2013

Un día como hoy!

En la fragilidad de la vida se desconoce el poder de la misma y su efímero existir... Hoy, como todos, un día de vida que no deja de oler a muerte manteniéndonos conscientes de lo que es la realidad. Por un momento, sólo por un momento quisiera perpetuar en mi mente la idea de aprovechar el aquí y el ahora, de gozarme hasta la última gota, porque finalmente nunca sabré que fue la última... sólo por un momento y después por el siguiente y el que le sigue y el de después. Por un momento valdría la pena recordar que no hay oscuridad absoluta ni luz que no se pueda aprovechar; que nada es tan grave como para dejar de luchar y que el final no avisa pero llega cuando tiene que llegar.

Entre el poder y la fuerza siempre habrá un espacio prudente, un silencio certero y una puerta abierta. Siempre existirá la opción de mirar u observar, de respirar o desesperar, de abandonar o asumir con o sin responsabilidad. Solo de nosotros depende elegir una posición que nos hará libres o nos condenará, pero inevitablemente de la vida no vamos a escapar, ni a la muerte nos le podremos ocultar.

A veces no se trata de ponerle tanta mente... a veces se piensa mejor con el corazón. A veces es mejor no encontrar razones sino despertar emociones y permitir que sea la anatomía la que otorgue las respuestas, antes de que la mente elabore  complejas teorías y explicaciones innecesarias de lo que no necesita ser entendido pero en cambio si sentido. La vida se hace en la medida en que somos entendiendo o sin entender, pues el tiempo no se detendrá con paciencia para darnos la razón ni mucho menos para esperar a que aceptemos lo que fue. Entonces, para qué seguir buscando respuestas que no llegarán sino con la experiencia? Para qué dedicar tanto tiempo a entender si aún sin hacerlo la vida seguirá pasando y seguiremos muriendo?

Que no sea mas fuerte el ruido del ambiente que la voz del corazón, porque de esa manera el poder de los sueños perdería fuerza y enaltecería la lógica de un mundo irracional que juega a tener la razón y a enmarcar en moldes lo que no nació para caber, atreviéndose absurdamente a  manipular la inspiración y creación única del autor. Un autor definitivamente nunca hace dos obras iguales y la firma siempre la llevará el original aún cuando existan copias.

Que no sea más fuerte el brillo del telón que la armonía del actor y su dominio de las tablas, porque aún cuando la escena parezca lenta y aburrida no podría ocurrir si éste no estuviera ahí. La vida no es vida si no hay quien la viva y al vivirla la muera, la haga, la sea. No se puede perder la calma, o de hecho si se puede, y se pierde... pero no se justifica, si tenemos en cuenta que el libreto ya tiene tiempos y por mas de que corramos no nos vamos a adelantar, ni por más de que nos detengamos el tiempo dejará de pasar.

Hoy, como todos los días, merece la pena celebrar la vida, abrazar la muerte y elegir con sutileza o sin ella, cómo deseamos estar a pesar de las circunstancias, sin evadir o negar lo que es, pues de alguna manera es, porque así lo permitimos, por acción u omisión, a consciencia o desprevenidamente, antes o después...      

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