Siempre existirá la opción de renunciar a tus sueños, de dejarte vencer por la presión del NO SE PUEDE. Siempre cabrá la posibilidad de abandonar las metas y sucumbir ante el desespero y el afán de la inmediatez. Siempre tendrás la oportunidad de elegir el otro lado del camino, o podrás simplemente detenerte y dejar pasar el tiempo como una bola de heno que da vueltas sobre la arena a una velocidad constante, neutra, monótona y sentenciosa. Las excusas nunca se ausentarán si se trata de justificar la carencia de deseos o la pérdida de motivos para continuar el camino, todo esto puede pasar y no está mal.
Como tampoco lo esta tomar aire y respirar; pues sólo si nos aferramos al origen que algún día se encargó de darle alas la imaginación, que encendió la pasión de las fibras que hacen vibrar el corazón; sólo si olvidamos el cómo y recordamos el para qué, lograremos desprendernos del temor a caernos y entonces estaremos nuevamente listos para creer en nosotros mismos, asumiendo el riesgo de vivir SIN MIEDOS, o con ellos, pero con la certeza de que nada pasa antes ni después. De que el camino no está marcado hasta que decidimos pisar, porque por más de que vayamos guiados por un rastro, son nuestras propias huellas las que contarán esta historia y no hay otra, no hay más.
El coraje se forja con la intensidad de las pruebas, así como el carácter se pule con la fuerza de los obstáculos y el verdadero guerrero se hace con la experiencia de las batallas dadas. Por eso la revelación de la sabiduría no es cuestión de teoría sino de la demostración a través de la práctica, y sólo demuestra su talento quien se atreve a fracasar porque sabe que la falta de acción ya es en sí un fracaso, mientras que el intento de algo diferente, la prueba y el error, son parte de un crecimiento necesario para la transformación, para la CREAción y consolidación de un sueño que se convierte en realidad en el momento en que quien lo sueña osadamente se levanta a hacer que este pase.
Tal vez esa es la sutil pero letal diferencia entre un iluso y un soñador: el ilusión imagina y bosquejea ideales mientras que el soñador proyecta y se compromete con que esa sea su más próxima realidad. Tal vez es esa también la pequeña distancia que hay entre los caballeros de armadura y los guerreros de sangre; los primeros cuelgan sus triunfos sobre su pecho y los exhiben con orgullo para ser reconocidos, mientras que los segundos terminan una batalla y se alistan para la siguiente con la firme convicción de defender su nombre y proteger a los suyos logrando así ser APRECIADOS.
Siempre existirá la opción de renunciar a tus sueños pero la satisfacción y el sabor de gozártelos sólo llegará cuando elijas no dejar de soñar y pararte a trabajar por ellos.
lunes, 16 de diciembre de 2013
martes, 10 de diciembre de 2013
Un día como hoy!
En la fragilidad de la vida se desconoce el poder de la misma y su efímero existir... Hoy, como todos, un día de vida que no deja de oler a muerte manteniéndonos conscientes de lo que es la realidad. Por un momento, sólo por un momento quisiera perpetuar en mi mente la idea de aprovechar el aquí y el ahora, de gozarme hasta la última gota, porque finalmente nunca sabré que fue la última... sólo por un momento y después por el siguiente y el que le sigue y el de después. Por un momento valdría la pena recordar que no hay oscuridad absoluta ni luz que no se pueda aprovechar; que nada es tan grave como para dejar de luchar y que el final no avisa pero llega cuando tiene que llegar.
Entre el poder y la fuerza siempre habrá un espacio prudente, un silencio certero y una puerta abierta. Siempre existirá la opción de mirar u observar, de respirar o desesperar, de abandonar o asumir con o sin responsabilidad. Solo de nosotros depende elegir una posición que nos hará libres o nos condenará, pero inevitablemente de la vida no vamos a escapar, ni a la muerte nos le podremos ocultar.
A veces no se trata de ponerle tanta mente... a veces se piensa mejor con el corazón. A veces es mejor no encontrar razones sino despertar emociones y permitir que sea la anatomía la que otorgue las respuestas, antes de que la mente elabore complejas teorías y explicaciones innecesarias de lo que no necesita ser entendido pero en cambio si sentido. La vida se hace en la medida en que somos entendiendo o sin entender, pues el tiempo no se detendrá con paciencia para darnos la razón ni mucho menos para esperar a que aceptemos lo que fue. Entonces, para qué seguir buscando respuestas que no llegarán sino con la experiencia? Para qué dedicar tanto tiempo a entender si aún sin hacerlo la vida seguirá pasando y seguiremos muriendo?
Que no sea mas fuerte el ruido del ambiente que la voz del corazón, porque de esa manera el poder de los sueños perdería fuerza y enaltecería la lógica de un mundo irracional que juega a tener la razón y a enmarcar en moldes lo que no nació para caber, atreviéndose absurdamente a manipular la inspiración y creación única del autor. Un autor definitivamente nunca hace dos obras iguales y la firma siempre la llevará el original aún cuando existan copias.
Que no sea más fuerte el brillo del telón que la armonía del actor y su dominio de las tablas, porque aún cuando la escena parezca lenta y aburrida no podría ocurrir si éste no estuviera ahí. La vida no es vida si no hay quien la viva y al vivirla la muera, la haga, la sea. No se puede perder la calma, o de hecho si se puede, y se pierde... pero no se justifica, si tenemos en cuenta que el libreto ya tiene tiempos y por mas de que corramos no nos vamos a adelantar, ni por más de que nos detengamos el tiempo dejará de pasar.
Hoy, como todos los días, merece la pena celebrar la vida, abrazar la muerte y elegir con sutileza o sin ella, cómo deseamos estar a pesar de las circunstancias, sin evadir o negar lo que es, pues de alguna manera es, porque así lo permitimos, por acción u omisión, a consciencia o desprevenidamente, antes o después...
Entre el poder y la fuerza siempre habrá un espacio prudente, un silencio certero y una puerta abierta. Siempre existirá la opción de mirar u observar, de respirar o desesperar, de abandonar o asumir con o sin responsabilidad. Solo de nosotros depende elegir una posición que nos hará libres o nos condenará, pero inevitablemente de la vida no vamos a escapar, ni a la muerte nos le podremos ocultar.
A veces no se trata de ponerle tanta mente... a veces se piensa mejor con el corazón. A veces es mejor no encontrar razones sino despertar emociones y permitir que sea la anatomía la que otorgue las respuestas, antes de que la mente elabore complejas teorías y explicaciones innecesarias de lo que no necesita ser entendido pero en cambio si sentido. La vida se hace en la medida en que somos entendiendo o sin entender, pues el tiempo no se detendrá con paciencia para darnos la razón ni mucho menos para esperar a que aceptemos lo que fue. Entonces, para qué seguir buscando respuestas que no llegarán sino con la experiencia? Para qué dedicar tanto tiempo a entender si aún sin hacerlo la vida seguirá pasando y seguiremos muriendo?
Que no sea mas fuerte el ruido del ambiente que la voz del corazón, porque de esa manera el poder de los sueños perdería fuerza y enaltecería la lógica de un mundo irracional que juega a tener la razón y a enmarcar en moldes lo que no nació para caber, atreviéndose absurdamente a manipular la inspiración y creación única del autor. Un autor definitivamente nunca hace dos obras iguales y la firma siempre la llevará el original aún cuando existan copias.
Que no sea más fuerte el brillo del telón que la armonía del actor y su dominio de las tablas, porque aún cuando la escena parezca lenta y aburrida no podría ocurrir si éste no estuviera ahí. La vida no es vida si no hay quien la viva y al vivirla la muera, la haga, la sea. No se puede perder la calma, o de hecho si se puede, y se pierde... pero no se justifica, si tenemos en cuenta que el libreto ya tiene tiempos y por mas de que corramos no nos vamos a adelantar, ni por más de que nos detengamos el tiempo dejará de pasar.
Hoy, como todos los días, merece la pena celebrar la vida, abrazar la muerte y elegir con sutileza o sin ella, cómo deseamos estar a pesar de las circunstancias, sin evadir o negar lo que es, pues de alguna manera es, porque así lo permitimos, por acción u omisión, a consciencia o desprevenidamente, antes o después...
jueves, 5 de diciembre de 2013
Y al final solo nos queda evaluar
Los
pasos que diste ya quedaron atrás y los sueños que dejaste dormidos ya no van a
despertar. Estas de frente a un nuevo final; ha pasado un año más que cargará
de momentos, de recuerdos e historias este cuerpo que habitas o que te habita
mientras existes o pretendes existir. Las palabras que dijiste no dirán más que
los abrazos que ofreciste y tus actos pesarán más que las ganas de haber hecho
y no concretar, pues las intenciones valen cuando es más fuerte el deseo de acción
que el temor a la reacción.
Cierra
capítulos con tintes de victoria porque aún cuando no hayas alcanzado el
resultado esperado, la experiencia será parte de un aprendizaje que con
seguridad te hará libre pero a la vez responsable de saber, de ser y crecer. Nada
es inocente y todos los puntos se conectan cuando tomas consciencia de que no
hay mayor responsable de lo que te pasa que tu mismo. Por eso no te justifiques con excusas para alivianar
el peso de no haberte cumplido, pero tampoco te condenes a ser preso del pasado
que ya fue y más bien ocúpate en hacer que pase lo que quieras que pase y
construir el presente que quieres que sea.
Este
examen no se pasa con la ley de arrastre
porque el resultado es personal aunque sus efectos sean colectivos. Eres
tu quien se podrá sentir o no satisfecho con los logros obtenidos y eres tu
quien se habrá acercado o alejado a esa persona que quieres ser. Eres tu quien
medirá tu desempeño, pues solo tu te encontrarás contigo mismo en este punto
del camino y entenderás si es ahí donde esperabas estar. No vale la pena la
aprobación de afuera cuando no es a ti a quien le has cumplido. Así que no te
conformes con los aplausos del público que solo ve una puesta en escena y no el
trabajo previo para el montaje final.
De
nada sirve ahora el arrepentimiento de lo que hubiera sido y no hicimos que
fuera si no hay convicción y compromiso con seguir soñando, aterrizados en un
mundo real que se mezcla con la fantasía solo cuando hacemos que las cosas
pasen, solo cuando vivificamos los pensamientos que son el principio de todo,
pero que no dejan de ser solo el principio cuando los dejamos reposando en la
mente.
La
vida está hecha para vivirla. En realidad la vida no está hecha, la hacemos
cuando somos y transformamos lo que somos en lo que hacemos. La vida la
construimos a partir de la valentía con que defendemos nuestros sueños y nos levantamos
a trabajar por ellos creyendo y creándonos, inspirados por la fuerza más
poderosa que habita el mundo: el amor. Y
al final solo nos queda evaluar, o evaluarnos sin vendajes y honestamente
parados frente al espejo, dispuestos a rendirnos cuentas a nosotros mismos sin
contemplaciones ni consideraciones. Abiertos a recibirnos y abandonarnos si es
necesario, para volver a encontrarnos y en un abrazo entre el alma y la carne, comprometiéndonos
con ser lo que queremos ser yendo más allá de la palabra y encarnando el deseo
de ser EN ACCIÓN.
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