lunes, 22 de abril de 2013

Debemos saber...


Debemos saber que no existe una receta para cocinar el amor perfecto, pero que sí existen algunos ingredientes que garantizarán un buen sabor. Hay que empezar por entender que nada es eterno, todo está en constate cambio y esa es la vida: cambiar. Hoy dejamos de ser esa persona que fuimos ayer y tampoco somos la que seremos mañana. Eso mismo le pasa a nuestra pareja, por eso no podemos alimentar nuestros sentimientos de recuerdos que nos apegan a esa persona que fuimos y nos enamoran de esa persona que era nuestra pareja. Debemos amar el cambio y aceptarlo, de resistirnos a este sólo nos quedará el agotamiento.

Cuando dejamos de ocuparnos en construir el amor es cuando éste aparece, pues nos damos cuenta de que el amor no se forza, no se planea, no se fabrica, el amor simplemente se da. Lo que se construye son las relaciones,  no el sentimiento; y con la primera persona que debemos construir una relación es con nosotros mismos, sólo así podremos construir relaciones con los demás. Debemos saber que no existe una receta para cocinar el amor perfecto, pero sí existen algunos ingredientes que garantizarán un buen sabor.

El respeto es tal vez uno de los ingredientes esenciales. Cuando hay respeto puede haber amor pero cuando no lo hay sólo habrá dolor. Todo empieza por uno mismo, y para exigir respeto debemos ser nosotros mismos los primeros en respetarnos, y respetarnos es aceptarnos como somos: con nuestras luces y nuestras sombras. Aceptar no quiere decir renunciar al cambio y escudarse en “yo soy así” para validar nuestros errores, NO. Aceptarse quiere decir reconocernos y entender cómo ese Yo que soy hoy puede ayudar o atajar a ese yo que voy a ser mañana, a ese yo que quiero ser. Si no sirve, cámbielo sin contemplaciones. No contemplemos nuestros defectos excusándonos en lo dura que ha sido la vida con nosotros, en los traumas de la infancia o en las heridas que nos “han” vuelto en lo que somos, no contemplemos nuestras dificultades ni mucho menos las ignoremos, sólo aceptémoslas para cambiarlas. Ese cambio debe ser una decisión personal y consciente, por eso respeto es no pretender cambiar al otro. Respeto es aceptarlo con sus luces y sus sombras y de buena manera invitarlo al cambio, pero jamás pretender cambiarlo o peor aún condicionar nuestro sentimiento a ese cambio.

Respetarme y respetar. Respetar es saberse diferente al otro y amar esas diferencias fortaleciendo y disfrutando de esos puntos en común que nos hicieron enamorarnos. Respeto es escuchar sin juzgar, sin asumir ni suponer. Respeto es entender que no somos iguales y mucho menos pensamos igual, por eso no podemos asumir o suponer sin antes preguntar y escuchar la respuesta sin juzgar. Respeto es opinar sin imponer y valorar las opiniones del otro, aún cuando no las compartamos. Respetar es amar con los ojos cerrados.


La honestidad es otro ingrediente que no puede faltar. Ser honesto con uno mismo y permitirse pensar y sentir lo que sea, incluso cuando parezca estúpido, ilógico o malo. Hay que empezar por entender que todos los sentimientos y los pensamientos son válidos, de no serlo no existirían, lo que hace la diferencia es lo que elegimos hacer con ellos. No podemos engañarnos a nosotros mismos por más de que lo intentemos, debemos ser honestos y decirnos siempre la verdad aunque nos duela; el hecho de que cerremos las cortinas no hará que el sol deje de existir. Ser honestos es hablar las cosas como son y sin maquillaje pero con respeto. Cuando hay honestidad, hay confianza y cuando hay confianza puede haber amor. Ser honesto conmigo para hablar de frente y desnudarnos de cara al otro, sin engaños ni agendas ocultas; ser honesto mas que un esfuerzo es una necesidad que nace del amor que nos tenemos. Ser honesto es abrir el alma a través de los ojos.

Cuando hay honestidad, hay confianza y ésta es imprescindible en el amor. Confío en mi y en todo lo que tengo para darle a mi pareja. Confío en que es mi forma de ser, mi belleza y autenticidad el 50% de lo que hace que exista ese amor, que surjan sentimientos lindos y haya enamoramiento. Confío en mi y abro las puertas de mi corazón a esa persona especial, porque me respeta y es honesta conmigo. La confianza es el mejor regalo que nos podemos dar y el mejor tesoro que podemos ofrecer a los demás, hay que saber entregarla y asimismo saber recibirla. Confianza es creer, creer en la palabra, creer en el silencio, creer en la presencia y creer en la ausencia. Confianza es creer en los sueños del otro y atreverse a soñar en compañía, trabajando juntos para convertir los sueños en hechos, en una nueva realidad. Confianza es cerrar los ojos para amar.

Sin duda alguna hay millones y millones de maneras de amar, de vivir el amor y de enamorarse. Sin duda tampoco hay reglas ni manuales para hacerlo, así como no hay estrategias infalibles ni formulas perfectas. Lo más importante es siempre escuchar al corazón y empezar por uno mismo porque es con nosotros mismos con las únicas personas con las que pasaremos el resto de nuestras vidas y somos las primeras personas de las que tenemos que enamorarnos. Dando ese primer paso, todo empezará a tomar su lugar, sin tantos planes, de manera natural y espontánea.

Debemos saber que no existe una receta para cocinar el amor perfecto, que nada es eterno, todo está en constate cambio, que el único día que tenemos es hoy y que la mejor forma de que las cosas pasen es hacer que pasen. Debemos entender que el amor nace de adentro, que los ojos sólo ven formas y las formas dejan de existir cuando no se nombran, mientras que la esencia es y permanece. Debemos saber que la mejor manera de aprender del amor es amando y dejándonos amar.






No hay comentarios:

Publicar un comentario