Debemos
saber que no existe una receta para cocinar el amor perfecto, pero que sí
existen algunos ingredientes que garantizarán un buen sabor. Hay que empezar
por entender que nada es eterno, todo está en constate cambio y esa es la vida:
cambiar. Hoy dejamos de ser esa persona que fuimos ayer y tampoco somos la que
seremos mañana. Eso mismo le pasa a nuestra pareja, por eso no podemos
alimentar nuestros sentimientos de recuerdos que nos apegan a esa persona que
fuimos y nos enamoran de esa persona que era nuestra pareja. Debemos amar el
cambio y aceptarlo, de resistirnos a este sólo nos quedará el agotamiento.
Cuando
dejamos de ocuparnos en construir el amor es cuando éste aparece, pues nos
damos cuenta de que el amor no se forza, no se planea, no se fabrica, el amor
simplemente se da. Lo que se construye son las relaciones, no el sentimiento; y con la primera persona
que debemos construir una relación es con nosotros mismos, sólo así podremos
construir relaciones con los demás. Debemos saber que no existe una receta para
cocinar el amor perfecto, pero sí existen algunos ingredientes que garantizarán
un buen sabor.
El
respeto es tal vez uno de los ingredientes esenciales. Cuando hay respeto puede
haber amor pero cuando no lo hay sólo habrá dolor. Todo empieza por uno mismo,
y para exigir respeto debemos ser nosotros mismos los primeros en respetarnos,
y respetarnos es aceptarnos como somos: con nuestras luces y nuestras sombras.
Aceptar no quiere decir renunciar al cambio y escudarse en “yo soy así” para
validar nuestros errores, NO. Aceptarse quiere decir reconocernos y entender
cómo ese Yo que soy hoy puede ayudar o atajar a ese yo que voy a ser mañana, a
ese yo que quiero ser. Si no sirve, cámbielo sin contemplaciones. No
contemplemos nuestros defectos excusándonos en lo dura que ha sido la vida con
nosotros, en los traumas de la infancia o en las heridas que nos “han” vuelto
en lo que somos, no contemplemos nuestras dificultades ni mucho menos las
ignoremos, sólo aceptémoslas para cambiarlas. Ese cambio debe ser una decisión
personal y consciente, por eso respeto es no pretender cambiar al otro. Respeto
es aceptarlo con sus luces y sus sombras y de buena manera invitarlo al cambio,
pero jamás pretender cambiarlo o peor aún condicionar nuestro sentimiento a ese
cambio.
Respetarme
y respetar. Respetar es saberse diferente al otro y amar esas diferencias
fortaleciendo y disfrutando de esos puntos en común que nos hicieron
enamorarnos. Respeto es escuchar sin juzgar, sin asumir ni suponer. Respeto es
entender que no somos iguales y mucho menos pensamos igual, por eso no podemos
asumir o suponer sin antes preguntar y escuchar la respuesta sin juzgar.
Respeto es opinar sin imponer y valorar las opiniones del otro, aún cuando no
las compartamos. Respetar es amar con los ojos cerrados.
La
honestidad es otro ingrediente que no puede faltar. Ser honesto con uno mismo y
permitirse pensar y sentir lo que sea, incluso cuando parezca estúpido, ilógico
o malo. Hay que empezar por entender que todos los sentimientos y los
pensamientos son válidos, de no serlo no existirían, lo que hace la diferencia
es lo que elegimos hacer con ellos. No podemos engañarnos a nosotros mismos por
más de que lo intentemos, debemos ser honestos y decirnos siempre la verdad aunque
nos duela; el hecho de que cerremos las cortinas no hará que el sol deje de
existir. Ser honestos es hablar las cosas como son y sin maquillaje pero con
respeto. Cuando hay honestidad, hay confianza y cuando hay confianza puede
haber amor. Ser honesto conmigo para hablar de frente y desnudarnos de cara al
otro, sin engaños ni agendas ocultas; ser honesto mas que un esfuerzo es una
necesidad que nace del amor que nos tenemos. Ser honesto es abrir el alma a
través de los ojos.
Cuando
hay honestidad, hay confianza y ésta es imprescindible en el amor. Confío en mi
y en todo lo que tengo para darle a mi pareja. Confío en que es mi forma de
ser, mi belleza y autenticidad el 50% de lo que hace que exista ese amor, que
surjan sentimientos lindos y haya enamoramiento. Confío en mi y abro las
puertas de mi corazón a esa persona especial, porque me respeta y es honesta
conmigo. La confianza es el mejor regalo que nos podemos dar y el mejor tesoro
que podemos ofrecer a los demás, hay que saber entregarla y asimismo saber
recibirla. Confianza es creer, creer en la palabra, creer en el silencio, creer
en la presencia y creer en la ausencia. Confianza es creer en los sueños del
otro y atreverse a soñar en compañía, trabajando juntos para convertir los
sueños en hechos, en una nueva realidad. Confianza es cerrar los ojos para
amar.
Sin
duda alguna hay millones y millones de maneras de amar, de vivir el amor y de
enamorarse. Sin duda tampoco hay reglas ni manuales para hacerlo, así como no
hay estrategias infalibles ni formulas perfectas. Lo más importante es siempre
escuchar al corazón y empezar por uno mismo porque es con nosotros mismos con
las únicas personas con las que pasaremos el resto de nuestras vidas y somos
las primeras personas de las que tenemos que enamorarnos. Dando ese primer
paso, todo empezará a tomar su lugar, sin tantos planes, de manera natural y
espontánea.
Debemos
saber que no existe una receta para cocinar el amor perfecto, que nada es
eterno, todo está en constate cambio, que el único día que tenemos es hoy y que
la mejor forma de que las cosas pasen es hacer que pasen. Debemos entender que
el amor nace de adentro, que los ojos sólo ven formas y las formas dejan de
existir cuando no se nombran, mientras que la esencia es y permanece. Debemos
saber que la mejor manera de aprender del amor es amando y dejándonos amar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario