Esta
tarde cuando iba caminando hacia la bodega de suspiros embolatados, me encontré
con una bailarina que se veía algo confundida y angustiada; me le acerque muy
lentamente como para no asustarla y le pregunté:
-
Se te perdió algo?
A lo
que sin dudarlo por un momento respondió:
-
No se me ha perdido, tal vez simplemente nunca
la he tenido pero empiezo a sentir que me hace falta.
Muy
intrigada por saber de que se trataba, insistí:
-
Qué estas buscando entonces?
-
Estoy buscando la felicidad! Todo el mundo habla
de ella y parecen emocionados con el tema, pero yo… no la conozco.
-
Eres una bailarina que no conoce la felicidad!
Dije sorprendida. La música, el ritmo, tus pasos, eso es felicidad para muchos…
Pero si no la conoces, cómo la buscas? Es difícil encontrar algo que no sabes
que es!
Empecé
a notar que mis palabras entraban por sus oídos un poco a presión, y a medida
en que iban entrando, su cara se transformaba, haciéndome pensar que esta pausa
en mi camino me iba a salir costosa.
-
Tienes razón… no puedo buscar lo que no conozco.
Así como no puedo extrañar lo que nunca he tenido. Pero este vacío… entonces,
cómo explico este vacío?
-
Muy sencillo… tal vez si las has tenido. Eres
dueña de la felicidad, de tu propia felicidad, porque no es un artículo
genérico. Le respondí sin miedo de estar equivocada. La felicidad siempre ha
estado ahí, no es cuestión de salir a buscarla, es cuestión de construirla y
empoderarte de ella.
-
Mmmm creo que te equivocas! Si la felicidad no
es un destino, si no se encuentra, entonces para qué están trazados estos
caminos? A donde me quieren llevar? Dijo la bailarina en un tono fuerte pero no
brusco.
La
verdad, sentí que cualquier respuesta que le diera iba a ser insuficiente para
esta jovencita exigente y nada fácil de engañar. Ella quería resolver sus dudas
y no descansaría hasta que yo le diera la razón o le mostrara otra razón.
-
Si la felicidad fuera un destino, el camino
carecería de sentido o por lo menos de caminantes, pues qué motivación tendrías
tu de caminar hacia donde no sabes que vas a encontrar? O mejor aún, cual sería
la gasolina que te llevaría hasta allá?
-
No se… la intriga? Las ganas de saber que me voy
a encontrar? Dijo la jovencita.
Sin
saber que me respondería y sin tener tampoco claro que quería yo escuchar me
atreví a preguntarle
-
Y qué
sientes tu cuando sientes ganas? Qué es para ti la intriga?
-
Cuando siento ganas, siento energía en mi
cuerpo. Siento como si una fuerza que no puedo ver me invade y entonces decido
bailar. Escucho la música y mi cuerpo empieza a moverse solo… me siento viva y
sonrío.
-
Que bien, he escuchado esa misma respuesta en
otras personas cuando les hago otra pregunta… He escuchado esa respuesta cuando
pregunto que es felicidad. Le dije.
-
Entonces crees que no deba buscar más? De pronto
no he querido ver cuál es mi felicidad por estar concentrada en encontrar lo
que todo el mundo dice que es felicidad, y que tonta la felicidad siempre ha
estado aquí.
Ella
sola se había respondido y tal vez hasta mejor de lo que yo lo hubiera podido
hacer.
-
Ahora entiendes por qué te digo que la felicidad
no es el destino? Nos han hecho creer que debemos buscar la felicidad en vez de
enseñarnos a construir una propia, y sin quererlo hemos perdido mucho tiempo en
esta tarea. La felicidad es una
disciplina de todos los días que no se puede negociar ni transar por nada ni
nadie; es indiscutiblemente un tema personal que se hace siguiendo nuestras
propias reglas y entendiendo que es el camino y no el destino.
-
Así que ser feliz es más fácil de lo que yo
creía. Sonrió la bailarina. Ser feliz es bailar…
-
Es verdad, para ti eso es felicidad. Si todos
los días bailas, todos los días estarás siendo feliz y ese será tu camino para
llegar a donde quieras. Si lo sigues estarás asegurando una llegada tranquila.
Pero ten cuidado, no quiere decir que porque tengas la felicidad en tus manos,
o en tus pies, el camino será fácil y no encontrarás obstáculos. Eso no es
verdad. Posiblemente los habrá y en ocasiones esto podrá causarte dolor, pero
mientras sepas que la felicidad está en ti, lograrás sortear las dificultades y
superar cualquier obstáculo.
-
No voy a perder más tiempo, no tengo nada que
esperar… Hoy he decidido que quiero ser feliz y entonces voy a empezar a
construir mi felicidad. Terminó la bailarina.
Tomé
un suspiro profundo, tal vez uno que se había escapado de esa bodega a la que
estaba por visitar, y trate de entender la conversación que acababa de tener
con la bailarina. Quise acercarme para abrazarla pero ya era tarde, ella había
empezado una coreografía impecable y ya no la podía alcanzar.
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