viernes, 8 de abril de 2016

UN AÑOS MAS O UNO MENOS...

Este año, además de ser la última vez que celebre mis veintes, dejo de hacer parte de la población joven del país, para empezar a pertenecer a la denominada edad adulta según la ley en Colombia. Más allá de lo que estadísticamente esto pueda significar, que en el fondo para mí podría parecer intrascendente, el tema me ha puesto a reflexionar un poco más de lo que a consciencia hubiera querido... Este año, adicional a agradecer los millones de motivos que tengo para hacerlo, he tenido el coraje de preguntarme por mis pendientes, que no son necesariamente mis propósitos ni mis deseos, sino esas "tareas" que creo me han sido asignadas o me he asignado yo misma para justificar mi paso por la tierra. Digo que he tenido el coraje, porque hacerlo me ha significado enfrentarme completamente desnuda ante mi ego, para evaluarme con honestidad radical y sin contemplaciones. 

Reconocí en ese ejercicio que 29 años no me han sido suficientes para dar y darme, para entregar lo que soy porque he sido tímida al manifestar mi confianza en mí misma... Tal vez con los años he perdido algo de atrevimiento y por momentos he permitido que me ganen las razones. Reconociendo esto, me motivo a comprometerme con agotar el tanque de reserva, sé que puedo dar aún más. 

No me puedo quejar en cuanto a las oportunidades, las he tenido todas. Todas las necesarias para  aprender lo que hoy me tiene acá, lista para seguir descubriéndome, aprendiendo y aprendiéndome mientras me invento. 

Reconozco también que he vivido al ritmo que la vida me ha propuesto, a veces con deseos de alterarlo o resistirme a él, y finalmente dejándome seducir por su oportuna manera de correr. Los afanes no me han hecho estar más adelante del presente y los retrasos no me han permitido quedarme en el pasado ni detener la llegada del futuro. Por eso reafirmo mi compromiso de estar acá, de vivir ahora y soltar lo demás. 

He sido sincera con el amor y he amado a mi manera ingenuamente. He amado y hoy descubro que lo he hecho con autenticidad; sin embargo ahora comprendo que no ha sido suficiente, que algo de método no me viene mal. El primer amor tiene que ser el amor por mí misma, un amor tan grande que me cuide de amar por fragmentos con pasión y sin razón, o al contrario. Es mejor amar íntegramente para no tener que recoger pedazos cuando las circunstancias cambien. Entonces me comprometo a enamorarme eligiendo amar, y a permitirme ser amada completa, desnuda y de verdad; sin contar las veces que lo haga, porque sé que el amor en mí nunca se va a agotar. 

He vivido y mientras tanto he ido creciendo. Sé que lo he hecho, porque mi cuerpo me lo recuerda insistentemente y en varios momentos. He vivido y no sé cuánto más me quede por vivir. Lo que sí puedo asegurar con toda convicción, es que hoy soy una mujer feliz, y que esa felicidad no es otra cosa que el resultado de 10.590 días de inhalar y exhalar, de dar y recibir confiando en la incertidumbre Divina de un plan que desconozco, pero que de a poquitos voy armando con permiso de equivocarme y volver a empezar, pero eso sí, jamás renunciar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario