miércoles, 3 de julio de 2013

Perder el miedo a perder

Venía pensando que las cosas se dan cuando se tienen que dar; ahora estoy segura de que las cosas se dan cuando hacemos que se den, porque no hay efectos sin causas ni accidentes sin consecuencias. Hay que dar el paso y atreverse siendo autores y no espectadores de nuestra propia obra que existe, gracias a que somos, pues si no fuéramos no habría obra.  Dejar atrás el miedo al fracaso y actuar sin esperar a que las cosas ocurran por si solas abre la posibilidad de conocer el sabor del éxito; pero detenerse ante ese miedo, es fracasar sin ni siquiera haberlo intentado por pretender protegernos de un supuesto que no ha sido y que posiblemente tampoco será.

Jamás vas a perder lo que nunca has tenido y si el miedo a perderlo te paraliza, ten la seguridad de que ya lo habrás perdido. Para conseguir aquello que quieres deberás moverte en esa dirección y conseguirlo, de lo contrario jamás llegará. El miedo repele mientras que el amor atrae; el miedo quita cuando el amor entrega; el miedo te priva y el amor te premia, solo tu elijes cómo quieres jugar. Sin embargo ninguna victoria estará asegurada y desde que entras al juego debes tener consciencia de que estás en riesgo, pero por el simple hecho de haber jugado habrá una ganancia: la experiencia, algo que nadie te podrá robar.

El momento perfecto nunca será, a menos de que así lo crees liberándote del miedo y siendo ya, no después. Aplazar es matar la posibilidad del ahora y entregarse al fracaso de lo que pudiste ser y no fuiste, de lo que pudiste conseguir y te negaste; aplazar es entregarse a la estática de lo seguro en donde solo el tiempo pasa, tiempo vacío, tiempo muerto, no tiempo; aplazar es perder, y si el temor es al fracaso, el aplazamiento no podrá ser tu arma, pues perder es fracasar y no se puede combatir un mal con otro.

Si no puedes perder lo que no tienes ¿por qué no te arriesgas a conseguirlo? Cuando no tienes, todo lo que obtengas será más de lo que antes tenias, por lo tanto habrá ganancia y la ganancia es evolución si se sabe capitalizar. El esfuerzo se recompensa proporcionalmente, entonces, si después de darlo todo no obtienes lo que quieres, es tal vez porque merecías más y no alcanzabas a verlo. Pero la vida se encargará de que no te conformes y conseguirás lo que mereces. Tus resultados serán los que deben ser: ni menos ni más, simplemente los justos aunque te sorprendas.

La vida es de quienes se arriesgan, de los que se lanzan y abandonan el miedo porque saben que el fracaso jamás corre más rápido que quienes se paran por lo que quieren; y que si los llegara alcanzar, sus ganas son más fuertes y la experiencia les dará fortaleza para volver a arrancar más despiertos, más grandes y capaces. La vida es de quienes viven ahora sin olvidar su pasado pero sin condenar su futuro; es de quienes elijen SER y estar aquí haciendo que cada minuto cuente y contando su historia en cada minuto. La vida es, simplemente de quienes se permiten ser.


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