Que bien nos sienta de vez en cuando hacer cambios que nos ayuden a sacudir el polvo con que archivamos un monto de recuerdos, acumulamos posesiones inútiles y coleccionamos objetos e historias con más sentimientos que usos y funciones a la hora de la verdad. Ha sido más productivo de la cuenta tener que empacar mi cuarto para prepararme para el cambio de apartamento, y aunque al principio la sola idea de tener que revisar mis pertenencias me espantó, hoy siento que es una sana terapia para reinventarme y, de alguna manera, liberarme.
La idea del trasteo surgió con el fin de reducirnos, de dejar de sub utilizar espacios que se estaban perdiendo en el actual apartamento, pues ahora resulta muy grande solo para mi mamá y para mi. Y en este orden de ideas empieza entonces a darme vueltas en la cabeza la idea de que en este mundo es normal y de hecho hasta natural entender nuestras vidas en diferentes medidas: tiempo, tamaño, cantidad, espacio, peso, valor etc... Todo lo que conocemos se reduce o expresa en cantidades determinadas que nos limitan nuestra expresión de la realidad e indiscutiblemente nos ponen en la incomoda y antipática comparación que tanto daño nos hace, casi siempre!
Cuanto tiene, cuanto ocupa, cuanto dura, cuanto vale, cuanto, cuanto y cuanto... todo es cuestión de medidas, inclusive tratamos de delimitar hasta los sentimientos: te quiero MUCHO, me gustas BASTANTE, te extraño DEMASIADO, me duele un POQUITO, en fin, TODO el tiempo estamos midiendo y midiéndonos, Y si dejáramos de lado tantas medidas???
Yo por ejemplo en este trasteo, sacando lo que me sobra y guardando sólo aquello que necesito, he decidido desaparecer de mis pertenencias todo aquello que me limite la vida, por eso he decidido no volver a usar reloj (con pilas, porque el accesorio como tal, me encanta) Regalaré todas las reglas y metros que acumulé a lo largo de la universidad; voy a quemar los calendarios que guardaba para recordar las fechas especiales, ya están guardadas en mi memoria. Nunca he tenido pesa, así que por ese lado no tendré problema, pero de haberla tenido con seguridad hoy estaría en la caja de cosas para regalar, donar o simplemente botar.
He decidido dejar de medir y de medirme, pues descubrí que entre más limitaciones de tiempo, de espacio, de capacidad, de fuerza tenga, más oportunidades y excusas tendré para no hacer lo que quiero, para no vivir como quiero, para no entregar lo que tengo, para no recibir lo que milagrosamente me entrega la vida; he decidido dejar de medir y permitirme perder la cuenta.
Quiero hacer de mi vida una historia que no esté marcada por cantidades, pero si en cambio por la calidad de los momentos compartidos, por los sentimientos, por las emociones, por una realidad fantástica que no se limite a lo material sino que trascienda en todo aquello que alimente mi corazón y me lime el alma permitiéndome no ser más ni menos, sino simplemente ser YO. Voy a dejar de medir cuanto te quiero, solo le daré vía libre a el amor; seguiré entendiendo que el único día que tenemos es hoy y que no existe el después y que el antes ya no es.
Hoy tomaré la última medida de mi vida y es que para mi, se acabaron las medidas...
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