domingo, 29 de abril de 2012

A la maestra...

Cobardes somos al no entender la vida y pretender evadir la muerte... Cobardes somos al pretender una eternidad de cuerpo en vez de inmortalizar el alma por medio de una vida plena, sincera y coherente. Cada día es un nuevo nacimiento y asimismo una muerte, entonces que la muerte no sea un final sino otro comienzo. A mi abuela, mi maestra e inmortal compañera: GRACIAS!


Keka:

Desde que salí el jueves de la clínica no he dejado de pensarte y de pensar… Me quedé una sonrisa en el corazón tan grande como todas tus lecciones, tan profunda como tus consejos y tan alegre como tu vida entera. Me hubiera gustado poder tener un poquito más de tiempo para hablarte y decirte muchas cosas, aunque posiblemente no hubiera sido el mejor momento, y en cambio ahora he elegido que así sea.
Creo que entre las dos son pocos los secretos que existen, pues me conoces casi tan bien como yo misma, porque además de ser mi fan número uno, has sido y serás siempre mi guía y confidente, mi consciencia y mi demencia, mi inspiración. Has estado durante mis 25 años sin faltarme un solo segundo, siempre dándome la mano para seguir mi camino, el que yo he elegido, sin juzgarme y por el contrario aplaudiéndome los logros y corrigiéndome los desaciertos, pero siempre con amor.
A veces se me llena la cabeza de preguntas que después de unos minutos intento ignorar, pues soy conciente de que la vida es un misterio que no siempre tenemos que resolver, simplemente vivir y aprender.  A veces quisiera conocerlo todo y hasta controlarlo, pero qué mejor historia que la que se escribe día a día y se vive intensamente en la medida en que se nos va permitiendo ser?  Y es tal vez esa una de las mayores lecciones que he aprendido creciendo a tu lado: vivir cada momento en su máxima expresión y aprovecharlo todo, por malo y oscuro que parezca pues mas adelanté será un recuerdo más que nos habrá formado.
En mi vida no he dejado de recibir regalos, ser tu nieta uno de los más grandes. Me sorprendes en cada conversación con tus conceptos tan claros y modernos de la vida, me cautivas con cada una de tus historias y me alimentas con las reflexiones a las que juntas llegamos después de horas y horas de hablar como un par de amigas que han vivido lo mismo y a la vez todo tan distinto. Parece mentiras que en una misma persona haya encontrado yo tanto: una amiga, una maestra, una cómplice, una consejera, una psicóloga… todo por el precio de una y además un precio muy barato, simplemente ser yo; porque es así, nada he hecho para merecer tan gran bendición.
Más allá de la formación académica que he recibido, son esas pequeñas lecciones que he aprendido en el día a día, las que hoy hacen de mi la persona que soy. Lecciones sencillas como coger una aguja de croché, hacer ponche, ordenar la baraja de cartas, limpiar la plata, servir la mesa, atender invitados y poner un mantel, fueron las excusas para que me enseñaras aspectos algo más trascendentales de la vida,  para que construyéramos una amistad que hoy me llena de orgullo y me inspira a vivir. Y es que al mirar para atrás no puedo evitar sonreír al recordar todas las tardes, las noches y las mañanas en que a tu lado fui descubriendo la magia de este mundo loco.
En una familia tan grande, has sido siempre el pilar que la soporta y  por eso verte algo delicada de salud, me produce una mezcla de sentimientos difícil de expresar… sin embargo no dejo de sentir mi cuerpo lleno de ese amor incondicional con el que siempre me has recibido en tus brazos y no dejo de agradecerle a Dios, ese Dios amigo que juntas hemos descubierto e inventado, la posibilidad de haberte conocido y de que me conozcas, de haberte tenido y de tenerte por siempre, porque se que nunca nos vamos a separar, así como me lo prometiste en una de mis tantas escapadas de la casa, tratando de cambiar esa mamá que me iba a tocar para toda la vida, toda la vida, y que a propósito, hoy te agradezco infinitamente, pues es la mejor mamá que he podido tener, mi centro, mi fuera y mi dentro. 
Sólo tengo recuerdos lindos a tu lado que jamás acabaría de contar, pero que se ven reflejados en todo lo que hago y que me acompañan y me acompañarán para siempre, para que un día sea yo la que alimente la mente de mis nietos y ojalá logre influenciar en sus vidas tanto como tu en la mía, aunque se que jamás alcanzaré a esta maestra que, sin duda alguna nos lleva años luz de ventaja. Por eso cuando me dices que has aprendido de mi y que me admiras, siento un honor inmerecido, además de una enorme responsabilidad por no defraudarte nunca, por seguir con tu legado de amor, pasión, entrega y devoción.
Aunque se que llorar sobre lo que ya pasó es además de inútil, dañino, no quiero dejar pasar esta oportunidad para pedirte perdón por haberte faltado, por haberte causado angustias y dolores que no merecías ni te correspondían. Te pido perdón por que se que no he sido fácil, pero también se que jamás he obrado con el ánimo de ofenderte, ni herirte. Aprovecho también para darte las gracias por comprenderme, por apoyarme, enseñarme, escucharme, corregirme y ayudarme a crecer. Te agradezco inmensamente tu existencia y tu presencia eterna en mi vida; te agradezco además haber traído al mundo a una mujer tan… INCREIBLE como mi mamá, la responsable de que hoy seamos tu y yo las amigas que somos.
Tenemos todavía muchas historias que escribir juntas y otras que tendré que escribir yo sola; pero ya me has dado las pautas para hacer de mi vida una obra de arte, tal cual hiciste tu con la tuya. Estamos listas y preparadas para seguir nuestros caminos y seguir tejiendo esta cobija de retazos que alberga y albergará millones de sonrisas, de amores y desamores, de amistades, de lecciones, de lágrimas y de ilusiones, siempre la una cómplice de la otra, siempre VIVIENDO y nunca dejando la felicidad para después.
Mi kekita hermosa, me siento orgullosa y feliz de tenerte, de ser tu nieta y tu fiel seguidora. Se que hay una corte de ángeles velando por tu salud, se que está tu amiga Santa María intercediendo por ti y también se que ahí esta Papú, acompañándote y abrazándote… Yo por mi parte, desde aquí te estoy pensando y mandando toda mi energía y mi fuerza para que más rápido de lo que pensemos estés nuevamente bien, que sigas en paz y feliz.

Te quiero mucho

Cris